Canarias hacia y desde el infinito
E.A.C. la historia de una pasión

Desde su precarios andares hasta su reconocimiento en el panorama cultural y artístico canario, la Escuela de Actores de Canarias siempre ha apostado por la calidad de la enseñanza y la formación continua  en el respeto al teatro y al valor que este arte representa para el género humano.

Desde sus inicios el motor principal de esta Cooperativa de docentes  ha sido la pasión, una pasión firme y profunda por parte de todos sus socios  que han puesto en el centro de sus vidas el teatro, aprendiéndolo, enseñándolo, re-aprendiéndolo, re-enseñándolo, practicándolo y… practicándolo.

Empezaron a formarse, cuando el panorama de la enseñanza del arte dramático en Canarias era pobrísimo. Lo hicieron con sacrificio y con  el espíritu propio de los navegantes en busca de aventura, como única maleta su pasión teatral, contemplando desde la propia isla los lugares más idóneos para su formación. Es la contemplación y  la fascinación  el elemento más arcaico del teatro… la misma palabra proviene del griego Theatrón, «lugar para contemplar». Estos jóvenes  Ulises, con la audacia típica de los isleños, zarparon desde su “Ítaca” al encuentro de otras islas culturales ya conscientes de que la búsqueda sería la dominante de su antojo artístico, sin preocuparse de atracar en puertos extranjeros ya que toda tierra que no sea la propia para un isleño y filibustero teatral  es extranjera y huele a aventura artística y cultural. No tuvieron miedo de los diferentes idiomas dado que buscaban un teatro cuyo punto de partida fuera la comunicación directa, espontánea, propia de quienes tienen urgencia de expresar y contar una nueva historia.

Historia que no llega desde arriba, desde los más afortunados que controlan y estructuran las palabras, sino que sube desde el pueblo cuyo lenguaje siempre se ha basado en un uso poco reflexivo y muy  colorido, así como, en una predisposición para expresarse con todo el cuerpo.

Entonces, fue la experiencia de las islas del teatro popular, de la pantomima, del mimo y de la comedia del arte… es decir, el origen del teatro occidental.

Algunos estudiaron en Paris en la Escuela de Carlo Boso la Comedia del Arte, otros en  Barcelona se ejercitaron en la Pantomima con Pavel Rouba del Institut del Teatre. Varios  estudiaron con Philippe Gaulier y Pierre Byland  la técnica del Clown; otros la Máscara Neutra enseñada por Jacques Lecoq en la  tradición de la gran escuela innovadora de Jacques Copeau. Fueron alumnos de Marcel Marceau y  asistentes del fundador del mimo corporal Etienne Decroux, participaron en talleres con Jerzy Grotowski, Eugenio Barba…

La Escuela se fortificaba… “abierta a toda las culturas (universalistas desde la Cultura Canaria)  y era puente de comunicación con la tradición teatral europea y con los avances metodológicos habidos en la enseñanza de las artes escénicas, ni un solo maestro, ni un solo método, sino un método de métodos” (Francisco Castellanos). Lo que destacaba en este proyecto era que los fundadores florecían en el oficio profesional del actor y del director de escena al mismo tiempo que en la difícil tarea de profesor y de… estudiante, concibiendo la disciplina del teatro como una totalidad nunca estática, como vasos comunicantes cada campo favoreciendo el desarrollo del otro. Para nosotros  “hombres de fe”… hay que tener fe para crear de la nada, el perfil del actor ideal era y es el artista creativo, conciliando la formación con la práctica y  “contemplando” Canarias desde fuera y persiguiendo “las islas San Borondón” del teatro: los proyectos imposibles y ambiciosos típicos de los navegantes soñadores, de los Ulises nunca satisfechos.