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La Escuela de Actores de Canarias (EAC)

La Escuela de Actores es el Centro Superior de Arte Dramático de Canarias autorizado por la Consejería de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias para impartir estas enseñanzas según Orden 26 de julio de 1996. Su fin global es contribuir al desarrollo de la cultura dramática de Canarias. Para acometer este objetivo la EAC se articula como un centro de carácter regional, repartido en dos sedes con estructuras organizativas, administrativas y económicas comunes. Desde 1996 imparte el Título Superior de Arte Dramático en la especialidad Interpretación Textual (Equivalente a todos los efectos al de licenciado universitario, según dispone el artículo 45 de la LOGSE).

A partir del curso académico 2010-2011 y al objeto de incorporarse a las exigencias del Espacio Europeo de Educación Superior se inicia la puesta en marcha de los nuevos planes de estudio para las Enseñanzas Artísticas Superiores con la implantación del Primer Curso del Grado en Arte Dramático, especialidad Interpretación, siguiendo las directrices del artículo 55 de la LOE y los posteriores Reales Decretos que lo desarrollan (R.D.1614/2009 de 26 de octubre y R.D. 630/2010 de 14 de mayo)

El tipo de enseñanza que imparte, tiene como principal objetivo proporcionar a los alumnos una formación artística de calidad y garantizar la cualificación de los futuros profesionales en el arte dramático, en el cine, en la televisión y en toda labor artística y social que base su fundamento en la interpretación.

La EAC fundada en 1975, es una Sociedad Cooperativa de Trabajo Asociado, constituida legalmente y con reconocimiento oficial y público.

El Día de Canarias, 30 de mayo del 2005, la EAC en reconocimiento de su trabajo relevante y continuado a favor de la cultura canaria, recibe la Medalla de Oro de Canarias.

El centro pretende promover la libertad en todas sus acepciones, y la defensa de los derechos y valores humanos, al mismo tiempo que trata de afrontar la realidad con un sentido crítico. Se define, así mismo, como un espacio para la investigación, enseñanza y creación de las artes teatrales y áreas afines en un ambiente de libertad creativa, tolerancia, participación y disciplina artística.

Nuestro modelo educativo se basa en la enseñanza activa, fundamentándose en la práctica del propio alumno. Entendiendo por tal, el desarrollo de métodos didácticos basados en el aprendizaje por descubrimiento y fomentando capacidades como la inventiva, la creatividad y la originalidad, tanto a nivel individual como en ámbitos grupales. La enseñanza activa que proponemos debe facilitar los contenidos teóricos precisos que apoyen la práctica docente o profesional.

Esta enseñanza trata de favorecer la idiosincrasia del alumnado de la Escuela y por tanto, está comprometida con la atención a la diversidad y con la orientación del perfil profesional que el alumno manifieste.

HISTORIA DE UNA PASIÓN

Canarias hacia y desde el infinito
E.A.C. la historia de una pasión

Desde su precarios andares hasta su reconocimiento en el panorama cultural y artístico canario, la Escuela de Actores de Canarias siempre ha apostado por la calidad de la enseñanza y la formación continua  en el respeto al teatro y al valor que este arte representa para el género humano.

Desde sus inicios el motor principal de esta Cooperativa de docentes  ha sido la pasión, una pasión firme y profunda por parte de todos sus socios  que han puesto en el centro de sus vidas el teatro, aprendiéndolo, enseñándolo, re-aprendiéndolo, re-enseñándolo, practicándolo y… practicándolo.

Empezaron a formarse, cuando el panorama de la enseñanza del arte dramático en Canarias era pobrísimo. Lo hicieron con sacrificio y con  el espíritu propio de los navegantes en busca de aventura, como única maleta su pasión teatral, contemplando desde la propia isla los lugares más idóneos para su formación. Es la contemplación y  la fascinación  el elemento más arcaico del teatro… la misma palabra proviene del griego Theatrón, «lugar para contemplar». Estos jóvenes  Ulises, con la audacia típica de los isleños, zarparon desde su “Ítaca” al encuentro de otras islas culturales ya conscientes de que la búsqueda sería la dominante de su antojo artístico, sin preocuparse de atracar en puertos extranjeros ya que toda tierra que no sea la propia para un isleño y filibustero teatral  es extranjera y huele a aventura artística y cultural. No tuvieron miedo de los diferentes idiomas dado que buscaban un teatro cuyo punto de partida fuera la comunicación directa, espontánea, propia de quienes tienen urgencia de expresar y contar una nueva historia.

Historia que no llega desde arriba, desde los más afortunados que controlan y estructuran las palabras, sino que sube desde el pueblo cuyo lenguaje siempre se ha basado en un uso poco reflexivo y muy  colorido, así como, en una predisposición para expresarse con todo el cuerpo.

Entonces, fue la experiencia de las islas del teatro popular, de la pantomima, del mimo y de la comedia del arte… es decir, el origen del teatro occidental.

Algunos estudiaron en Paris en la Escuela de Carlo Boso la Comedia del Arte, otros en  Barcelona se ejercitaron en la Pantomima con Pavel Rouba del Institut del Teatre. Varios  estudiaron con Philippe Gaulier y Pierre Byland  la técnica del Clown; otros la Máscara Neutra enseñada por Jacques Lecoq en la  tradición de la gran escuela innovadora de Jacques Copeau. Fueron alumnos de Marcel Marceau y  asistentes del fundador del mimo corporal Etienne Decroux, participaron en talleres con Jerzy Grotowski, Eugenio Barba…

La Escuela se fortificaba… “abierta a toda las culturas (universalistas desde la Cultura Canaria)  y era puente de comunicación con la tradición teatral europea y con los avances metodológicos habidos en la enseñanza de las artes escénicas, ni un solo maestro, ni un solo método, sino un método de métodos” (Francisco Castellanos). Lo que destacaba en este proyecto era que los fundadores florecían en el oficio profesional del actor y del director de escena al mismo tiempo que en la difícil tarea de profesor y de… estudiante, concibiendo la disciplina del teatro como una totalidad nunca estática, como vasos comunicantes cada campo favoreciendo el desarrollo del otro. Para nosotros  “hombres de fe”… hay que tener fe para crear de la nada, el perfil del actor ideal era y es el artista creativo, conciliando la formación con la práctica y  “contemplando” Canarias desde fuera y persiguiendo “las islas San Borondón” del teatro: los proyectos imposibles y ambiciosos típicos de los navegantes soñadores, de los Ulises nunca satisfechos.

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